jueves, 16 de agosto de 2007

Reinauguracion de la Casa Radical y presentación de Candidatos


Durante la reinauguración del moderno edificio del Comité local de la UCR, el intendente Luis Baldo presentó a la lista de candidatos que lo acompañarán en las elecciones de octubre.
Ante un moderno y espacioso salón colmado, el intendente fue presentando uno a uno los candidatos, hablando de sus virtudes y señalando los motivos por los cuales había tomado la decisión de invitarlo a participar. Desde la figura de comerciantes como Mónica Luque, pasando por docentes con compromiso social como Marta Llanos, Mabel Sarmiento, Rafael Cuello y Laura Sasain, dirigentes de entidades intermedias como Hector Ricciuti hasta quienes han acompañado este proceso desde la gestión política, como Fernando Esteban y el primer candidato a concejal Ricardo Cemborain.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Moises Lebenshon y la Argentina soñada


A cien años de su nacimiento. por Pedro Azcoiti (*), especial para Agencia NOVA.


Quizá el máximo ideólogo de la UCR. Corrían los días de junio de 1923 cuando en un modesto periódico de la campaña del interior bonaerense un joven de tan solo quince años escribía con la pasión propia de su edad: "Nuestra voz se hará sentir con toda vehemencia cuando ello se a necesario en salvaguarda de los derechos e intereses del pueblo".

Tres décadas mas tarde, ante la inminencia del final de su corta pero fecunda vida, un hombre de tan solo 45 años exclamaba impotente ante la tarea inconclusa: "En el país hay mucho que hacer. Hay que luchar, luchar, luchar...".

Estos dos momentos señalados, el de la vehemencia juvenil y el del mensaje final ante la muerte, cobran el valor de toda una síntesis de lo que fue y representó la vida de Moisés Lebensohn, pues de él se trata.

El suyo es uno de esos casos en que el olvido deliberado y culposo en que se lo pretende sumergir por parte de ciertos sectores, no hace otra cosa que acrecentar su recuerdo y revivir su prédica constante que a pesar de todo, todavía resuena en los pueblos más remotos de esta provincia de Buenos Aires que lo vio sin pausa ni cansancios recorrer sus polvorientos caminos llevando el mensaje de su fervor nacional y su auténtica concepción radical.

Fue la lucha el símbolo de su vida, la misma que entregó generoso y sin vacilaciones a la causa del pueblo, a la que dio lo mejor de sí.

Y frente a ese pueblo que genialmente Hipólito Yrigoyen definiera como la Causa, estaba el Régimen, a quien Lebensohn con precisión meridiana definiera en 1937 como "los restos de la oligarquía terrateniente enriquecida por la valoración de la tierra forjada por el esfuerzo de dos generaciones; los especuladores y financistas impacientes que juegan en gigantesca tómbola con el trabajo nacional; los grandes capitales que monopolizan los recursos de nuestra economía succionándola con sangría permanente; la sedicente minoría ilustrada que coloca el prestigio de sus apellidos y de su figuración política y social al servicio de lo s trusts internacionales".

¿Y cuál era para Lebensohn la herramienta adecuada para llevar a cabo la reparación nacional?. El radicalismo por un lado, y el protagonismo popular por el otro.


La juventud y el programa

"Esta es la hora del hombre del pueblo... si es que queremos alcanzar la victoria no temamos la participación dominante del hombre del pueblo, que es nuestra única fuerza. Que él sea la figura central de nuestro partido", solía repetir en todos los lugares.

Y porque creía en las posibilidades transformadoras de la Unión Cívica Radical y conocía cuales eran los defectos y falencias de la vieja máquina partidaria, dedicó sus esfuerzos a combatir lo que el entendía eran los factores que impedían al radicalismo retomar el cauce yrigoyeniano.

Fue Lebensohn un convencido que sólo los jóvenes sin complicidades con el pasado serían los artífices del cambio añorado. Por eso contribuyó como ninguno a nutrir y enriquecer ideológicamente a la Juventud Radical, que lo tuvo como el más entusiasta de sus animadores y bajo cuyo influjo y dirección se inició una serie de grandes congresos juveniles que fueron delineando el bagaje doctrinario que diera origen en 1945 al Movimiento de Intransigencia y Renovación.

Animador permanente del accionar de la Juventud Radical, por aquellos años cuarenta, Lebensohn esbozó en cada uno de sus incontables discursos producto de esa militancia juvenil, las aspiraciones y sentir de los jóvenes radicales de entonces, que son sin duda también las mismas que trazan la línea gruesa del pensamiento que anima a quienes hoy han recogido su legado.

A su inspiración y redacción se debe el programa de la Juventud Radical de 1944, que reclamara en lo interno el voto directo de los afiliados, la representación de las minorías y la realización de asambleas, y ofreciera en lo externo todo un programa de realización en el camino de la liberación definitiva de Argentina.


Una vida corta pero intensa

En un plano meramente biográfico, digamos que Moisés León Lebensohn nació en Bahía Blanca el 12 de agosto de 1907 a las dos y media de la mañana. Su padre -Salomón- un médico ruso de vasta cultura que habla y escribía en nueve idiomas, que adhirió con fervor a la UCR, fue una referencia indiscutida en su formación.

Instalado en Junín, se recibió de abogado en La Plata a los veinte años y a los 24 fundó el diario "Democracia" que dirigió hasta su muerte.

"Durante la década del 30 al 40, -cuenta Osvaldo Álvarez Guerrero- Lebensohn estudia, lee, escribe, desarrolla su intelecto y va componiendo un proyecto de transformación profunda de las estructuras políticas, económicas y sociales del país".

Con una militancia activa en el radicalismo juninense, logró acceder a una banca de concejal en el período 1936-40, dejando de su brillante actuación y de su concepción municipalista, el testimonio de un libro: "Acción Municipal".

Su trajinar incansable dio sus frutos en la concreción de la organización de la Juventud Radical y la realización de sus diferentes congresos, especialmente aquel de 1942 en Chivilcoy, el programa de 1944, y el surgimiento del Movimiento de Intransigencia y Renovación, del cual fuera un principal impulsor.

Le tocó a Lebensohn ser actor principal de una etapa ardua y conflictiva de nuestra vida política; época de pasiones encontradas, de intolerancias recíprocas y enfrentamientos permanentes; pero ni el fragor de la lucha, ni las cárceles soportadas lograron desviarlo de sus profundas convicciones y de su respeto por le hombre anónimo de carne y huesos.

Ello no implicó que renunciara a ser un crítico implacable de los desvíos y abusos del peronismo en el poder, como lo refleja su fogosa intervención en su carácter de presidente del bloque radical, en la sesión del 3 de marzo de 1949 de la Convención Nacional Constituyente, cuando se decide el retiro de la representación partidaria frente a las pretensiones reeleccionistas del oficialismo.

Lebensohn no dejó obra escrita más allá del libro citado y sus editoriales periodísticos; al decir de Álvarez Guerrero "piensa por medio del discurso, y su oralidad es el modo natural en que expresa su pensamiento", a través de ellos, de sus intervenciones en los numerosos congresos que bajo su presidencia (1949-51) organizara el Comité de la Provincia [agrarios, de la mujer, de la juventud, obrero, etc] es posible reconstruir la profundidad de sus concepciones ideológicas.

En 1953 asumió la presidencia de la Convención Nacional, el máximo organismo partidario, allí en una tumultuosa asamblea pronunció el 25 de abril el que sería su último gran discurso, donde dejara con meridiana claridad expuesta su visión del país y el mundo y los deberes del radicalismo.

La feroz resistencia al cambio de los sectores más conservadores del partido, las agresiones verbales allí sufridas, la intolerancia, la cárcel sufrida, hicieron mella en su ya debilitado y descuidado físico, su corazón cansado ya de tanto trajinar, y quizás con un ignorado infarto previo, dijo basta el 13 de junio de 1953, truncando su vida cuando aún le quedaba mucho por hacer.

Queda como síntesis de su lucha y de sus sueños, pero también como un mandato en marcha pero que aún espera su realización total, su fe en la concreción de esa Argentina soñada que el imaginara.


(*) Diputado de la Nación por la Unión Cívica Radical.